Wednesday, May 24, 2006

MAs amigossssssss

Tele, tele. Antes hablaba de Dester mi amigo Personal, segun el perosnal, es decir peronista de la era K etc etc. HOy hablare del Tele, un personaje atipico que bien se conoce con Dester dado que fueron a ese maldito criadero el Nacional Buenos Aires.
Por esas cosas de la vida da la casualidad que con ambos me doy lo suficiente y que estan quemados. Tan es asi que hasta comparten conmigo (y por extension yo con ustedes) sus escritos... esto no es poca cosa es un signo de confianza increible y, por que no, de inconsciencia momentanea. Sin mas espero que lo disfruten como lo he hecho yo: "desayuno"

desayuno

Desayuno
La miro dormir. Plácidamente, boca arriba. Los sonidos perfectos. Algo parece turbarla, y ella lo manifiesta con un delicioso quejido apenas perceptible. Un mosquito se posa sobre su mejilla, y esa perfecta máquina de dormir se deshace del intruso rozándolo, con el sutil movimiento del revés de una mano.
La miro dormir. Y una vez más aflora la certeza de que es la mujer de mi vida. ¿Por qué habría de combatir el insomnio si me recompensa con la contemplación de su reposo? ¿Qué pasará por su mente? Cuánto pasa por la mía.
Despierto, si tan solo recordara el momento en que me dormí. Ella me acompaña, despeinada y enfundada en su bata, mira con el volumen bajo el noticiero de la mañana, tendida sobre su lado deshecho de la cama. Me sonríe. Ladea la boca ensayando mi mueca favorita y con la mirada señala el suculento desayuno que decorosamente aguarda a mis pies.
- Te amo, le digo. Y como sin saber pregunto: - ¿Cómo dormiste?
- Perfectamente. Soñé que te morías.
Ezequiel telechansky 6/2/06

desayuno

Desayuno
La miro dormir. Plácidamente, boca arriba. Los sonidos perfectos. Algo parece turbarla, y ella lo manifiesta con un delicioso quejido apenas perceptible. Un mosquito se posa sobre su mejilla, y esa perfecta máquina de dormir se deshace del intruso rozándolo, con el sutil movimiento del revés de una mano.
La miro dormir. Y una vez más aflora la certeza de que es la mujer de mi vida. ¿Por qué habría de combatir el insomnio si me recompensa con la contemplación de su reposo? ¿Qué pasará por su mente? Cuánto pasa por la mía.
Despierto, si tan solo recordara el momento en que me dormí. Ella me acompaña, despeinada y enfundada en su bata, mira con el volumen bajo el noticiero de la mañana, tendida sobre su lado deshecho de la cama. Me sonríe. Ladea la boca ensayando mi mueca favorita y con la mirada señala el suculento desayuno que decorosamente aguarda a mis pies.
- Te amo, le digo. Y como sin saber pregunto: - ¿Cómo dormiste?
- Perfectamente. Soñé que te morías.
Ezequiel telechansky 6/2/06