Tuesday, May 30, 2006


Kaia estaba sonriente, pasaron dos días de felicidad a puro recuerdo de aquella noche de romanticismo. Llegado el viernes la invitaron a una fiesta y fue, el sábado, cuando la invitaron a otra, se dio cuenta que no supo decir ni que si ni que no, en realidad quería salir con Ezequiel.
Cuando la sonrisa empezaba a disolverse es que pensó si él la llamaría. Esperó todo el día, se dio cuenta que nunca le había dado el celular, se fijo en los mails 25 veces y ni señales de vida masculina.
Ella no llamaría por nada del mundo, seguro que iba a quedar como una pesada, como una entregada, como una ansiosa.
No tenia cable así que paseó por los canales de aire. A las doce terminaron todas las programaciones a excepto de una, el show creativo, un programa compuesto por publicidades del mundo que está hace siglos. Es lo último que se puede hacer un sábado a la noche. ¿Existe algo más patético que ver publicidades un sábado trasnoche con el control remoto y las pantuflas? No, no existe y por si esto fuera poco el cartel que Looser que tenia vida propia, empezó a ponerse intermitente de nuevo dándole a la escena un aspecto desolador. Por la noche durmió mal, con pesadillas, hasta que logró roncar profundamente a eso de las siete y media de la mañana.
A las nueve, cuando sonó el despertador ella estaba en lo mejor del sueño y decidió apagarlo. Sonó cinco minutos más tarde el teléfono "¿A quién putas se le ocurre llamar a esta hora?" Refunfuño entre lagañas. Atendió con voz de ultratumba
- ¿mmm?
Hola Kaia, ¿Estabas durmiendo?

Llamame cuando te levantes
Bué

Kaia se despertó al mediodía, alguien había llamado ¿O lo había soñado? ¿Quién era? ¿Qué había hablado? No importaba, seguro que - quien - sea volvía a llamar. Pasó toda la tarde sin un solo ring de Ezequiel, la sonrisa estaba borrada completamente y dio paso a la resignación, la tan conocida "pero si yo sabia... nunca iba a llamar de vuelta." A las ocho de la noche se dignó a sonar y la tan esperada voz estaba del otro lado.

- ¿Ya te levantaste?
Si, hace como ocho horas
¿Por qué no me devolviste el llamado?
¿Qué llamado?
Te llamé a la mañana, nena, hablamos y todo (mierda ¡no lo había soñado!)
Perdón me colgué...
Bueno, ¿nos vemos? Te quiero ver

Kaia respiró, casi salta de la emoción, Quedaron en encontrarse en la casa de él. Se vistió en menos de una hora y cuarto (lo que era excepcional) y lo pasó a buscar. Salieron a cenar, se rieron de giladas como cualquier persona que flota en una nube de rosas y olvidó todo los insultos que le había proferido por 24 horas, borró de su mente la cantidad de kilos de tierra que le tiró mientras lo daba por muerto hasta que en medio del postre él preguntó

¿Qué hiciste ayer?
Nada
¿Por?
Estaba esperando que me llames
¿Por qué no me llamaste vos?

Kaia tuvo un nudo en la garganta, hizo una mueca incomprensible tratando de justificar lo injustificable

¿Tenias miedo de molestarme?

No supo que contestar, no podía ser que él le leyera la mente, bajó la vista y se puso colorada

- Tengo una boca y puedo hablar si algo me molesta, así que la próxima haces lo que tengas ganas de hacer y si me molesta yo te aviso ¿Estamos?
- Ok

Ella sintió vergüenza de ella pero más que nada sintió alivio, no tenia por qué perseguirse, los hombres eran sencillos y básicos, no tienen la facilidad de enroscarse como una pensando mil posibilidades, tratando de descifrar los silencios, las miradas e imaginando un mundo que no existe.
Kaia podía estar tranquila, por ahora al menos, que él le diría lo que pensaba. Descubrimiento uno: una puede perder el miedo y hasta actuar lo más naturalmente posible. Le costó pero lo logró, así se hablaron a diario y no se tocó más del tema.



Lección tres: El túnel
Leo decidió llevar a Nacho a bailar. Arreglaron con un par de amigos y se encontraron adentro. Nacho estaba moderno como siempre pero en el contexto donde estaba desentonaba. Había mucha remera ajustada, mucho músculo marcado, mucho lente negro en plena disco.
Dieron unas vueltas y se sintió tranquilo de ver que la histeria en el ambiente gay era igual a la histeria hetero. Miradas van, miradas vienen. En la barra tomaron varios tragos con vodka y la remataron con tres tekilas.
En la cuarta vuelta por el boliche a Nacho le llamó la atención una puerta que daba a un oscuro donde entraba y salía gente.
Leo se percató de la intriga "cayó la mosca en la sopa" pensó.
Lo tomó de la mano y le explicó en su clase teórica del día
Este es el túnel, aquí todo esta oscuro, solamente entras y sentirás manos, cuerpos, lenguas, bocas, no se ve absolutamente nada, solo relax and enjoy. No se preguntan nombre, son lo de menos.
Sacó un preservativo del bolsillo y se lo puso en la mano
siempre, siempre, siempre, en el túnel y fuera de él, nuestro gran amigo el Sr. Condón
Nacho se asustó, no entraría a que lo violen y por motus propio, bajo ningún punto de vista. Miró con recelo el túnel y siguió de largo
ni en pedo
y se fue a la barra por el tekila que lo hizo ver doble. Se tomaron un taxi y se fueron trastabillando.