Wednesday, October 04, 2006

archivos fotograficos

Del viejo archivo del unico y gran, gran gran fotografo grandote. ... ahora que se vuelve la calorrr!

Cambia, todo cambia

La primera sensación de felicidad desbordante se había evaporado y a un mes de su regreso Leo se sentía pésimo.
Por un lado la vida que quería era una realidad y sin embargo eso no lo ponía feliz, entonces ¿Qué quería? Necesitó reencontrarse con él, quizás podía ser la ansiedad del estreno.
La semana pasó tratando de remontarla y procurando ser feliz con lo que tenia en sus narices.

Nacho no se acostumbraba a sus cambios, por momentos se relajaba y la pasaba en grande con Leo, pero por momentos se disociaba y no entendía que hacia ahí, con un hombre a su lado.
Volaba por los aires de la felicidad en la intimidad de la casa de Leo, se perdía y se olvidaba de sí pero después, a la hora de cruzar el umbral se acordaba de quién era y no podía reírse como antes, ni podía manejarse con esa total libertad con su amor.
Leo al principio le pedía que exteriorice un poco, que deje el acartonamiento, pedía un gesto, un abrazo, una caricia a pleno sol, aunque el último tiempo desistió, no se sabe si por cansancio o resignación. Nacho prefirió pensar que era que lo entendía y le estaba dando tiempo.


Ezequiel estaba de lo más encantado. Ahora entendía que esa forma de desenvolverse de Kaia era heredada. Le hubiese encantado tener una familia así, tan divertida, la de él era tan clásica y deprimente.
Los Gastañaga eran cultos, no podía creer que en medio de un almuerzo de domingo las charlas no fueran fútbol, ni chusmerios familiares o vecinales. La familia de Kaia hablaba de cine, de libros y hablaban de historia con la misma pasión que sus tías hablaban de la vida de las actrices y actores de telenovelas.
Le sorprendió cuando Kaia pretendió irse, no pensaba moverse de ahí.
Después cantaron folclore medio mamados, pero temas clásicos que conocía que lo llevaban a sus viajes por el norte, que le recordaban los valles calchaquies.
Después llegó un bandoneonista ¡Un bandoneonista de verdad! Siempre los vio en orquestas for export o tanguerias, nunca en una situación cotidiana de tocar entre amigos como ésta. Ezequiel tocaba el cielo con las manos.


Nacho hizo vida de hijo único, ya era hora. Se sentía medio vacía la casa siendo solo tres. Aprovecho tener toda la atención de sus congéneres y deslizó la mentirilla de estarse presentando en otro trabajo. Papá Alberto casi muere del espanto.

- Otro trabajo. ¿De qué?
- De la pintura, cae de maduro.
Disfrutó de hacer sudar a su padre
- Ajá y ¿Dónde?
- En el museo de arte moderno, de curador y de guía.
- ¿Y por qué te queres ir de la agencia? ¿Estás loco?
- No estoy loco, quiero un cambio
- Pero si estás bien, ganás bien, es tu empresa, no es un trabajo, es tu empresa junto con tu hermano ¿Por qué te empeñas en ignorarlo todo el tiempo?
- Porque necesito hacer otra cosas, me imagino mi futuro a diez años haciendo lo mismo y ya me aburre
- Vos no tenés ni la más pálida idea lo que es trabajar para otra persona, no sabés lo que es marcar tarjeta, no tenés idea lo que es levantarse a las cinco de la mañana en invierno para ir a trabajar
- Bueno es hora de aprenderlo
- No vas a dejar la agencia, te lo digo así
- ¿Por qué?
- Porque me maté una vida para hacerla lo que es, la primera en el mercado te cuento, para que vos la dejes tirada.
- La puede seguir Ezequiel
- Por supuesto que la va a seguir Ezequiel, pero son dos hermanos y lo hice para la tranquilidad de los dos hermanos, para retirarme tranquilo porque mis hijos seguían con el proyecto
- Resulta que a mí me gusta el Arte
- Y dale con el arte, y dale con el arte, el arte es para el tiempo libre no para que te mantenga y hacer una vida digna y llena de lujos y viajes como tenes
- Las guías no me llenan, papá, soy feliz cuando pinto
- Pinta en el tiempo libre, no sé quién te metió estas ideas en la cabeza pero ya te digo que no me cae bien.
- Nadie me metió ideas en la cabeza
- No sos el hijo que yo crie. Te desconozco
Nacho sentía que tenia quince años de vuelta, la edad de la rebeldía. Empezó el partido de Banfield y Papá Alberto se dirigió al living a verlo dando por concluida la discusión. Nacho ya entraría en razones.

Cambia, todo cambia

La primera sensación de felicidad desbordante se había evaporado y a un mes de su regreso Leo se sentía pésimo.
Por un lado la vida que quería era una realidad y sin embargo eso no lo ponía feliz, entonces ¿Qué quería? Necesitó reencontrarse con él, quizás podía ser la ansiedad del estreno.
La semana pasó tratando de remontarla y procurando ser feliz con lo que tenia en sus narices.

Nacho no se acostumbraba a sus cambios, por momentos se relajaba y la pasaba en grande con Leo, pero por momentos se disociaba y no entendía que hacia ahí, con un hombre a su lado.
Volaba por los aires de la felicidad en la intimidad de la casa de Leo, se perdía y se olvidaba de sí pero después, a la hora de cruzar el umbral se acordaba de quién era y no podía reírse como antes, ni podía manejarse con esa total libertad con su amor.
Leo al principio le pedía que exteriorice un poco, que deje el acartonamiento, pedía un gesto, un abrazo, una caricia a pleno sol, aunque el último tiempo desistió, no se sabe si por cansancio o resignación. Nacho prefirió pensar que era que lo entendía y le estaba dando tiempo.


Ezequiel estaba de lo más encantado. Ahora entendía que esa forma de desenvolverse de Kaia era heredada. Le hubiese encantado tener una familia así, tan divertida, la de él era tan clásica y deprimente.
Los Gastañaga eran cultos, no podía creer que en medio de un almuerzo de domingo las charlas no fueran fútbol, ni chusmerios familiares o vecinales. La familia de Kaia hablaba de cine, de libros y hablaban de historia con la misma pasión que sus tías hablaban de la vida de las actrices y actores de telenovelas.
Le sorprendió cuando Kaia pretendió irse, no pensaba moverse de ahí.
Después cantaron folclore medio mamados, pero temas clásicos que conocía que lo llevaban a sus viajes por el norte, que le recordaban los valles calchaquies.
Después llegó un bandoneonista ¡Un bandoneonista de verdad! Siempre los vio en orquestas for export o tanguerias, nunca en una situación cotidiana de tocar entre amigos como ésta. Ezequiel tocaba el cielo con las manos.


Nacho hizo vida de hijo único, ya era hora. Se sentía medio vacía la casa siendo solo tres. Aprovecho tener toda la atención de sus congéneres y deslizó la mentirilla de estarse presentando en otro trabajo. Papá Alberto casi muere del espanto.

- Otro trabajo. ¿De qué?
- De la pintura, cae de maduro.
Disfrutó de hacer sudar a su padre
- Ajá y ¿Dónde?
- En el museo de arte moderno, de curador y de guía.
- ¿Y por qué te queres ir de la agencia? ¿Estás loco?
- No estoy loco, quiero un cambio
- Pero si estás bien, ganás bien, es tu empresa, no es un trabajo, es tu empresa junto con tu hermano ¿Por qué te empeñas en ignorarlo todo el tiempo?
- Porque necesito hacer otra cosas, me imagino mi futuro a diez años haciendo lo mismo y ya me aburre
- Vos no tenés ni la más pálida idea lo que es trabajar para otra persona, no sabés lo que es marcar tarjeta, no tenés idea lo que es levantarse a las cinco de la mañana en invierno para ir a trabajar
- Bueno es hora de aprenderlo
- No vas a dejar la agencia, te lo digo así
- ¿Por qué?
- Porque me maté una vida para hacerla lo que es, la primera en el mercado te cuento, para que vos la dejes tirada.
- La puede seguir Ezequiel
- Por supuesto que la va a seguir Ezequiel, pero son dos hermanos y lo hice para la tranquilidad de los dos hermanos, para retirarme tranquilo porque mis hijos seguían con el proyecto
- Resulta que a mí me gusta el Arte
- Y dale con el arte, y dale con el arte, el arte es para el tiempo libre no para que te mantenga y hacer una vida digna y llena de lujos y viajes como tenes
- Las guías no me llenan, papá, soy feliz cuando pinto
- Pinta en el tiempo libre, no sé quién te metió estas ideas en la cabeza pero ya te digo que no me cae bien.
- Nadie me metió ideas en la cabeza
- No sos el hijo que yo crie. Te desconozco
Nacho sentía que tenia quince años de vuelta, la edad de la rebeldía. Empezó el partido de Banfield y Papá Alberto se dirigió al living a verlo dando por concluida la discusión. Nacho ya entraría en razones.