Sunday, January 27, 2008

ja..esto es robado de http://buenos-aires.idoneos.com

esto es muy de ñoña bibliotecaria??? pues si!!! tambien lo soy!!!


DE LA REVISTA "P.B.T."

Valija Postal
La sección denominada “Valija Postal”, -que se publicaba en la contratapa interior de este conocido semanario-, se dedicaba a responder a los lectores que enviaban poesías o cualquier tipo de escritos, esperando su publicación en el mismo, que tenía enorme circulación –para la época- en todos los rincones de la República Argentina. No sabemos cuántos suicidios habrá producido el redactor de estas respuestas, de las que reproducimos sólo algunas, extraídas de ejemplares de los meses de septiembre y octubre de 1905.
• A “Violeta”, de Buenos Aires: “Cual la flor de tu nombre que se oculta/ a miradas curiosas entre el pasto,/ mi mano así tus décimas sepulta/ en el lóbrego fondo del canasto”.
• A “Eugenio”, de Buenos Aires: “Si tal cariño sientes por las musas,/ ¿por qué abusas, Eugenio, por qué abusas?”
• A “T.D.”, de Buenos Aires: “Mereces un palo”.
• A “Un Principiante”: “Muy malo”
• A “R.C.”: “Mucho peor”
• A “Napoleón IV”, de Buenos Aires: “Tres tentativas, y ni una buena;/ ¡Sea el canasto tu Santa Elena!”
• A “S.G.”, de Buenos Aires: “Ni los diecisiete años que usted dice tener, ni el estar preso en la penitenciaría son excusa para que escriba usted versos malos, ni motivo para que yo los publique”.
• A “Paquito”, de Buenos Aires: “¡Ay, Paquito, Paquito, Paquito,/ vale poco, poquito, poquito!”
• A “Fetiche”, de Buenos Aires: “Larga, flojota, pesada,/ premiosa, sentimental,/ sin interés y... total,/ que no sirve para nada”
• A “J.A.”, de Buenos Aires: “Revela perseverancia,/ pero no tiene, en conciencia,/ ni la menor trascendencia,/ ni la menor importancia”.
• A “Guitarrero”, de Chivilcoy: “Leí ayer tu poesía,/ ¡oh, vate de Chivilcoy!/ Y ha pasado todo un día/ y aquí me tienes, que estoy/ bostezando todavía”.
• A “M.D.”, de Buenos Aires: “¿Conque eso es modernismo? No lo creo, / ¿a qué se llama entonces macaneo?”
• A “Flor de Lis”, de Rosario: “No tiene miga, y no teniendo miga,/ ¿qué quiere usted, amiga, que le diga?”
• A “M. de R.”, de Buenos Aires: “Pone usted pasión con ce/ y con ese corazón,/ lo cual es, ya usted lo ve,/ una extralimitación”.
• A “Jovita”, de Córdoba: “Usted también, alma mía,/ se ha equivocado esta vez;/ eso es más que candidez.../ ¡eso es pura tontería!”
• A “B.B.”, de San Marcelo: “Tengo el cuento olvidado/ de puro viejo./ No plagie de ese modo,/ se lo aconsejo.”
• A “D.S.R.”, de Buenos Aires: “De la seis décimas, suprima usted la primera y la quinta. Hecho esto, repita usted la operación con la tercera y la sexta y aún con la cuarta. Luego borre la segunda y... firme lo que quede. Después, yo me las compondré para darle cabida.”
• A “R.E.F.”, de Buenos Aires: “Dices bien, son muy malas las mujeres,/ ésta por falsa, la otra por coqueta:/ pero como poeta.../ ¿sabes acaso tú, cuán malo eres?”
• A “Conrado”, de Buenos Aires: “Y fiel a su deber, si lee por caso/ estos versos de amor, que arden por ella,/ ¿quién es esa mujer? Dirá al acaso”
Y contesta P.B.T.:
“El acaso, buen señor,/ podrá decir eso, sí,/ pero ¡ay! El canasto ¡horror!/ Dirá: esos versos de amor,/ Dejad que vengan a mí.”
• A “Cacique”, de General Acha: “Y lo de usted tampoco lo publico por hallarnos en estado de sitio. La verdad, es que si no lo estuviéramos, tampoco lo publicaría”.
• A “C.F.”, de Buenos Aires: “Aparte que el interés/ que despierta es muy mediano,/ esa Petición de mano,/ parece hecha con los pies”.
• A “D.R.F.”, de Buenos Aires: “No tengo inconveniente en perdonarle, ya que usted así me lo pide; pero quien sopecho que no le perdonará es la gramática, a quien ataca usted con verdadero ensañamiento”.
• A “A.O.C.”, de Buenos Aires: “Como el tiempo no malgasto/ porque es un hábito feo,/ en la precisión me veo/ de echar lo suyo al canasto, al primer renglón que leo”.
• A “D.A.C.”, de Montevideo: “Puesto a versificar un changador,/ haríalo muchísimo mejor”.
• A “D. Tello”, de Buenos Aires: “Lo de usted, es el más elemental sentido común quien me veda publicarlo.”
• A “El Ñato”, de Montevideo: “¿En dónde demonios meto/ tu malhadado soneto/ y tus décimas, oh, Ñato?/ Lo digo porque hace rato/ tengo el canasto repleto”.