Friday, September 22, 2006


Leo llamó a Kaia
-¿Qué hiciste anoche?
-Me quedé mirando el show creativo
-¿Un sábado a la noche? ¡Sos patética!
-Si te digo que la pasé bárbaro no me la crees ¿No?
-No. Tu viejo es el único ser que puede divertirse con ese muñeco de conductor
- Y Ezequiel. Vaya descubrimiento, tengo un complejo de Elektra pésimamente resuelto
- ¿Ya los presentaste?
- ¿Vos querés que me separe?

Kaia no quería bajo ningún concepto llevar a Eze a conocer a su familia. Su familia estaba a kilómetros de distancias de la formal discreta y normal familia Kunis.
Los Gastañaga eran artistas reprimidos que daban rienda suelta a sus respectivas artes de canto guitarra y baile en las reuniones en el balcón terraza. Las exposiciones, aparte, generalmente acontecían después de los tintos que usaban tomarse entre amigos.
Después del segundo litro per capita daban paso al bombo y las zambas repetidas hasta el hartazgo. No era precisamente el ámbito ideal para recibir a un invitado menos aún si el invitado es un pretendiente.
Los Gaztañaga estaban acostumbrados a conocer distinta clase de personajes masculinos, siempre en calidad de amigos de Kaia.
Pasaron por el balcón terraza skin heads, humanistas, héteros, raros, con aros, de traje, en bicicleta, tatuados, contadores, periodistas, escritores, pintores, abogados, fotógrafos, antropólogos y una vez hasta cayó con un cura, pero nunca un novio, reproche que le hacían las tías y tíos cada vez que podían
Nunca faltaba un "se te pasa el tren" espetado por alguna tía en busca de sobrino – nietos.
Estaban en el departamento, Kaia en el baño, cuando sonó el teléfono al mediodía. Mamá Gatañaga estaba llamando para despertar a Kaia para ir a comer un asado por el cumpleaños del hermano.
Kaia se acordaba y ya estaba lista pero Ezequiel parecía no decidido a retirarse solo. Kaia le explicó que se tenía que ir a su casa y Ezequiel se rió, por supuesto que lo sabía de antemano y tenía todas las ganas de ir.

- Bueno, te llevo
- No, mi vida, no.
- Dale
- No
- ¿Ma´ per que?
- Per que no se me antoja, y dejá de robarme las muletillas.
- Quiero ir
Ezequiel atendió y habló directamente con mamá Gastañoza.

- ¿Vos sos Ezequiel?
- Sí
- ¡Ay querido! ¿Cuándo te vamos a conocer?
- Cuando quiera, lo que pasa es que su hija se niega a llevarme
- Ya me va a escuchar
- Ahí salió del baño, se la paso

Kaia no podía creer tal descaro, Ezequiel se río maliciosamente y le pasó el tubo, donde escuchó

- ¿Cómo es eso que no lo querés traer al pobrecito?
- No empeces
- Pero ¿Por qué?
- Me dan vergüenza, madre
- Somos divertidos
- Hay una diferencia entre divertido y freek y ustedes pertenecen al segundo grupo
- Sos muy mala con nosotros, traélo que lo queremos conocer, en especial tus tíos que ya se enteraron de todo porque tengo el manos libres
-¿Ves lo que te digo? No más pruebas señor juez

Se escuchó a los tíos gritar todos juntos
- ¡Dale traelo! ¡lo tengo que amenazar! ¡Te juro que nos portamos bien!
- Ni remotamente borracha
- Ya le dije a él que venga y me dijo que quería, yo quiero conocer al que duerme con mi hija
- Basta, chau.

Y cortó. Ezequiel ya estaba listo.

- Dale que te llevo
- ¿Qué parte no entendés de "no"?
- Tu mamá me dejó
- ¿Ahora haces alianzas con mi madre?
- Daleeeeeee
- No
- Algun dia los voy a tener que conocer a no ser que quieras que organice una cena con ellos y mis viejos asi se conocen los consuegros. Mi mamá va a estar encantadísima.
- ¡Qué hinchapelotas! Dale, vamos, después no digas que no te advertí.

Ezequiel avisó en la casa de Banfield que no iría, esta vez le tocaba ir a la casa de ella un domingo. Mamá Marta entendió, el nene no estaba de novio nada más, empezaba a hacer vida de a dos.

Nacho había concluido que iba a pintar, realmente le gustaba, la última pelea con el padre en cuanto a lo que es un trabajo serio lo perturbó. Papá Alberto estaba haciendo lo que nunca, perseguirlo con horarios que en realidad nunca cumplió, le preguntaba constantemente a Ezequiel sobre su desempeño.
Si ya venia medio fastidioso con su trabajo porque no le dejaba tiempo para pintar, la persecución, los ojos del jefe que nunca había tenido, lo pusieron de peor humor. Por primera vez pensó que podía hacer que no fuera trabajar en la agencia. Tenia que ser algo muy seguro y encima eso traería algo mas que una pelea candente, en el de por sí, denso clima de la casa familiar.
Ya estaba grande, tenia que tomar una decisión, la de tomar un camino distinto, se sintió grande. Podían ser los treinta, tenia la sensación de andar en bicicleta hace rato, pero de golpe darse vuelta y ver que lo habían soltado una esquina atrás. En algún momento le había pasado una década y ni cuenta que se dio. Ahora tendría que pensar muy seriamente que quería para su vida. Tenia una sola certeza en cuanto al futuro, Leo.

Llegaron en la moto, los tíos miraban desde el balcón asomados. Entraron de la mano, las tías miraron al novio de la nena de arriba abajo. Los tíos se presentaron y lo amenazaron de muerte si le hacia algo a la sobrina, la madre lo defendió y por ultimo llegó el momento del padre, al lado del disco donde hacia un pollo para los presentes.
Con el pinche para carne y parrilla le apuntó

-¿sos vos, he?
-Ezequiel, mucho gusto

¿Lo mataría así, sin mediar palabra y con el tenedor parrillero? ¿ Lo habrían llevado engañado para destriparlo y mandarlo a la parrilla para comérselo con los tíos en una especie de ceremonia ritual?
Don Gastañaga lo miró por encima de los lentes de lejos y amagó a darle la mano sucia de carbón pero se detuvo mostrándole la mano negra como disculpándose por no dársela
- Mucho gusto, espero que te guste el pollo
-Me encanta
- Sentite cómodo nomás.

Se sentaron en la mesa larga hecha con dos taburetes. A los costados estaban la pareja de "tíos copados" enfrente estaban el hermano cumpleañero con dos amigos, la señora y Micaela, la pequeña reina familiar, llena de hollín muy sonriente

- ¿Y vos quién sos?
- Ezequiel
- ¿Sos el novio de la tía?
- Creo que sí
- ¿Y le das besos?
- Cuando me deja

Kaia los veía conversar a su sobrina y a él al mismo nivel y no podía creerlo, ¿Cómo es que Ezequiel se sentía a gusto con su familia?
Pasaron al almuerzo, se llenaron las manos de grasa comiendo con la mano todos, incluyéndolo a Ezequiel que no pensaba quedarse afuera.
Era tan raro comer con las manos, en su casa jamás se lo habían permitido y ahora que vivía solo y que podía darse el lujo, sencillamente nunca se lo había puesto a pensar. Fue muy feliz chupándose los dedos. Todos tomaron vino, llegó la sobremesa y el tema de debate del día, Piquetes, Blumberg, iglesia Sociedad y Estado. El tono de la discusión iba subiendo entre los presentes, Ezequiel no se atrevió a pronunciar opinión.
Kaia se vio venir el desenlace, terminaban por gritarse todos hasta que llegaba el postre, las mujeres a la cocina a hablar de nietos y esas cosas, los hombres más vino, guitarra, erke, charango y bombo.
La anfitriona prefirió salir de ahí antes del Apocalipsis y rescatar al pobre de Ezequiel antes de que lo hagan bailar un pericón en el medio. Se acercó por detrás

- Listo, ya conociste a mi familia, espero que estés contento. ¿Vamos bicho?
- Ni loco, tengo todo lo que necesito, un vaso de vino, una pata de pollo y me estoy divirtiendo de lo lindo escuchando hablar de la comunidad huichi.
Kaia no podía entenderlo, lo estaba diciendo en serio, se estaba divirtiendo en serio.
Kaia se fue a intercambiar tips y esas cosas cosmopolitan con la cuñada y en especial a pelearse un rato con el hermano, su deporte preferido.