Friday, July 07, 2006

lunfas

chitrulo
caido del catre (caido de la cama)
zonzo

palabras remix

En un cajon por ahi se me aparecieron varias palabras y no pude evitarlas, aca estan para ser refritadas reutilizadas casi imperdibles.
Por favor a utilizar sus croquetas y desempolvar viejos teminos. Graciela.

Las de hoy son

pedazo de alcornoque
cabeza de chorlito (pajaro)
paparulo
perejil (especia)
gil de goma
pescado
piscui
chichipio
zoquete (media corta)
zopenco
papa frita (comida)
loco de la guerra
papanatas
pipistrela
mocasin (zapato)
canducho (si alguien me explica que significa en realidad este se lo agradezco)
zapato (indumentaria)
Ezequiel trató de comunicarse con Kaia toda la tarde sin éxito, ¿Dónde se habría metido? ¿Estaría evitando atenderlo? Nunca se había preocupado por encontrar a nadie, por regla general él había sido siempre el perseguido por las chicas. Estaba inquieto, llamó cada quince minutos por varias horas. ¿Qué era lo que lo alteraba? La rutina había dado cierta estabilidad, y ahora, ella estaba inhallable, toda su seguridad se disolvía.
A la noche la encontró, trató de parecer lo más natural posible y desinteresado pero insistió en verla, tanto que Kaia no podía creerlo, seguro era para invitarla al cumpleaños.
En medio de la conversación telefónica Ezequiel disparó la pregunta bomba

¿Me querés?
¿Qué tipo de pregunta era esa? Una cosa era quererlo, sentirlo o pensarlo o escribir corazoncitos y otra muy distinta es quedar expuesta de esa manera respondiendo una pregunta tan tonta y obvia como esa. Sin embargo era imposible responderla. Explicar la teoría de la relatividad a un niño de cuatro años hubiese resultado una tarea fácil al lado de responder ¿Me querés?
Sí.
Deslizó irónicamente dejando en claro que era una pregunta idiota y tratando de parecer una mujer segura, independiente, fuerte y todo lo que no se sentía precisamente en ese instante.
¿Hasta dónde?
Ezequiel, por lo visto, no había captado el sutil encanto del tono de voz que lo gastaba. ¿Qué responder? ¿Decir la verdad abiertamente? Uno es dueño de sus silencios pero principalmente esclavo de sus palabras y decir que lo quería hasta no poder más daba por hecho que estaba entregada de pies y de manos. Cuando una muestra la hilacha, por regla general, las cosas se rompen automáticamente.

¿Me querés?

Le encantaba hacer esa pregunta porque María ponía su mejor voz de nena tonta cosa que particularmente lo ratoneaba.

¿Hasta dónde?

La respuesta era siempre la misma "hasta el cielo, mi amor" y después cortaban, por eso es que le llamó tanto la atención lo que escuchó

- Hasta Virrey Ceballos al 900.

La respuesta lo bajó de la nube de lo previsible, evidentemente esa era Kaia, la de las respuestas para todo. Se tentó de risa, se tentó hasta que le dolía la panza, hacia siglos que no se reía así. Colgó, y cada vez que se acordaba se volvía tentar, era inevitable.

El domingo Kaia compró una torta en el super 24 horas de la esquina mientras Ezequiel se bañaba, la escondió en el fondo de la heladera camuflada con la leche, las frutas y todo lo que encontró cerca, el lunes se levantó antes que él y preparo un mate francamente asqueroso. Sonó el despertador, Ezequiel estiró un brazo, no la encontró a su lado, despegó un ojo y ahí estaba ella, en la puerta, con la torta en mano y la pierna frotando el marco
"HAPPY BIRTHDAY Mr. President!

Desayunaron en la cama, Ezequiel tuvo ganas de escupir el mate lavado desde el primer hervor del agua pero se la aguantó para no arruinar el momento que ella se había esmerado en crear, lo importante es la intención.
Kaia se había acostumbrado a fumar en la ventana, cada vez fumaba menos en realidad y a fuerza de quedarse tan seguido ya no fumaba a la mañana. Ese era el primer fin de semana que había resuelto que no fumaría más.
El silencio de Ezequiel la puso ansiosa, pero a fuerza de autodisciplina (algo que ni ella sabía que tenía) logró dominar sus ganas. Pasaba el desayuno y Eze no articulaba palabra a acerca del ágape del domingo. Pasó la mañana sin una sola mención.
Eze sabia que tenia que decírselo de alguna forma, y también que en algún momento Kaia tendría que conocer a sus padres. Quizá era mejor así, mezclarla con mucha gente, cosa de que no tengan que dialogar novia - padres, la madre quedaría contenta porque la había conocido y fin del trámite.
"Ahora o nunca" se dijo.

- El domingo festejo en lo de mis viejos, ¿Te atreves a conocer a mi familia?

Pensé que no me lo ibas a decir jamás

No pensaba mencionártelo jamás pero te ibas a enojar. Ahora decime que tenés algo que hacer, que los sentís mucho, que no vas a poder ir y me dejás tranquilo

¿Perderme la oportunidad? Bajo ningún punto de vista.

Maldición

Leo estaba en la terminal de micros de Paraná, era lunes muy temprano, llegar así de sorpresa, sin avisar. Le dio por comprar el diario y medialunas, la mejor forma de empezar un lunes en la casa familiar. Tenia las llaves en su llavero de siempre, nunca se había preocupado por sacarlas de ahí.
Entró sin hacer ruido, como suponía sus padres estaban ya levantados. A Margot le saltaron algunas lagrimas de la emoción y a Leo a también en el abrazo de cálida bienvenida. Era increíble como podía la casa conservar el olor, un olor especial, único, el lugar a donde pertenecemos de alguna manera.
Desayunaron y hablaron mucho, se instaló en su pieza que ahora hacia a las veces de desván lleno de porquerías, cajas y electrodomésticos rotos.
Almorzó comida casera, comida de mamá, pastel de acelga, durmió la siesta (después de tantos años) y tomó mate a la tarde.
Llamó a sus viejos amigos del secundario y salieron a dar la vuelta al perro, volvió a la casa a cenar, sus padres se fueron a dormir y él se quedó en el living, en su sillón preferido, mirando los canales locales.
Se sintió chiquito, se sintió cuidado, se sintió en su casa y no pudo evitar hacer un balance de toda su vida fuera de las cuatro paredes que lo contenían como solo contienen las casas donde uno pasó su infancia.
Se vio como en un film, peleándose con la hermana, corriéndose alrededor de la mesa redonda, la madre gritando pidiendo que se calmen, se vio almorzando, viendo los dibujos animados antes de ir al colegio con su guardapolvo blanco inmaculado, se vio llegar borracho en la adolescencia tratando de subir las escaleras agarrándose de las paredes.
Se vio en los cumpleaños llenos de primos y de tíos y de vecinos. Se vio con la mochila despidiéndose en la puerta con todos los nervios y las ilusiones de irse a Buenos Aires. Se vio en el mismo sillón con la tele bajita para no despertar al resto, se vio estudiando en la misma mesa pensando como seria Buenos Aires e imaginando como sería su futuro venturoso de teatros, marquesinas y notas en la televisión. Salió de su somnolencia y se volvió a ver, ahora en presente, en ese sillón, con sus padres ya mayores, con su vida en Buenos Aires a punto de estrenar la obra que había soñado a la vera del río y no pudo evitar llorar de nuevo, como un nene que no quiere hacer ruido.