otras formas del club del trueque

Al menos dos casos policiales muy mediáticos en un barrio cerrado, el caso Maria Marta Garcia Belsunce y el de Nora Dalmasso tuvieron el ingrediente pasional y una palabra nueva de una práctica sexual “Swingers”.
El término es asociado a intercambio de parejas, pero no siempre es asi: “Cualquier cruce entre cuatro personas, tres personas, homosexualidad, bisexualidad, parejas, solteros, voyeurs” comenta Lolo de una pareja de swingers.
New Star es en su exterior una casa antigua. La pista parece una disco de los años 80`s con una barra y luces pequeñas, como de arbolito navideño dentro de una manguera. Hay un escenario y el DJ, unas arcadas que dividen al salón de unos sillones similar a los reservados con un pequeño detalle que lo hace diferente, una cama cubierta con tules colgados desde el techo, como un moisés.
En el primer piso hay pequeños cuartitos con cortinas y bancos amurados con alfombra, dos baños con bidet y una sala más grande con cama en el medio y sillones a los costados. “Tiene que ver con estar abierto a hacer cualquier cosa. No vas a buscar algo, eso se va a dar si no lo apurás” aclara Lolo.
La música empieza a sonar a la 1.30 de un martes y las parejas, de un promedio de 45 años, bailan y hacen trencito. Dos invitados comienzan a besarse y un tercero se acopla. “Las que marcan son las mujeres. Hay un pacto de respeto: se te acerca uno, te pone la mano en el hombro y vos se la sacas y listo, entendió, no te joden más” cuenta Elizabeth, pareja de Lolo.
Tampoco se trata de una fiesta dionisíaca generalizada “No se da con todos. Entre parejas hay un código, no es tan directo como entre dos, pero perfectamente te puede apartar alguno, no necesariamente estás con cualquier persona”.
El baile comienza y sube la temperatura. Algunas parejas están en los cuartos tras las cortinas, otros las abren, miran, esperan la señal y se suman.
“Para mí el sexo no termina en la pareja. Está bueno liberar las fantasías y en pareja mejor, haces la tuya acompañado, con la complicidad del otro, el placer mutuo”
Una pareja tiene sexo y llama la atención que no hay ropa tirada y aunque la luz es muy baja se vislumbran tachos de basura donde tiran los profilácticos. “Hay otros tocándose y otros que pasan mirando con un trago como si fuera una vidriera. Hay gente totalmente indiferente, parece un domingo al mediodía charlando del partido. Es como que pasa a ser normal, es la parte animal del sexo” describe Elizabeth y alienta a experimentarlo “No es necesario participar. A veces, estando en un lugar más sensual, ya eso sólo te afloja”